Historia del tango
La historia del tango comienza en Buenos Aires a fines del siglo XIX, y está ligada con la ciudad porteña y sus costumbres. En los orígenes, el tango no era más que una forma de bailar la música del momento (mazurcas, poleas, habaneras, vals, para la población blanca, y para la población negra el candombe).
A comienzos de la historia del tango, la música es interpretada por grupos modestos, de violín, flauta y guitarra, y otros tan humildes que se acompañaban con peine utilizado como instrumento de viento, envuelto en papel de fumar, para los grupos que carecían de guitarra. El bandoneón se acopla tardía mente a la historia del tango, pues llega alrededor de 1900, sustituyendo a la flauta.

Al principio, en el tango se interpretaban melodías ya existentes, adaptándolas. Luego se comenzaron a componer melodías de tango propiamente, pero sin registro escrito, con lo cual se prestó para que quienes sí sabían escribir música, se acreditaran la autoría de dichas melodías, siempre que las mismas contaran el favor popular.
La ciudad en la historia del tango:
La Argentina duplicó su población a fines del siglo XIX, y la mitad de su población estaba radicada en Buenos Aires, donde el porcentaje de extranjeros alcanzó el 50%, que se unían a los gauchos e indios provenientes del interior del país.
En este ambiente surge la historia del tango, que se baila en burdeles y tugurios, academias, con las prostitutas como única presencia femenina. Esto también llevo a que la forma de bailar el tango fuera demasiado corporal y provocadora para la época.
Cuando llegan las letras a la historia del tango, para acompañar la música, sus contenidos son procaces, y ya lo anuncian desde el título.
Europa en la historia del tango:
Desde su nacimiento marginal en Buenos Aires, la historia del tango tuvo diversos escenarios. Su llegada a París fue decisiva para el prestigio de este ritmo ciudadano, aunque ya era disfrutado por los jóvenes de alta sociedad, que no dudaban en allegarse a los arrabales para bailarlo. Fue entonces, que el tango viajó a París como parte del equipaje de bohemios y jóvenes de familias distinguidas, que se acercaban a la capital francesa en busca de aventuras y diversión. En dicho contexto social, el tango como baile osado, fue recibido con curiosidad, para luego convertirse en moda y furor. París era la capital de la moda y el refinamiento, y desde allí, el tango se mostró al resto de Europa, que no dudó en imitarlo. La Buenos Aires de aquellos tiempos, se reflejaba en París como su espejo, y por tanto, cuando el tango recibe la aprobación de la ciudad luz, retorna a su ciudad natal por la puerta grande, y se le permite irrumpir en los salones de las familias patricias.
Forma parte de la historia del tango, la controversia que sucede a la aceptación del tango en sociedad, donde los detractores surgen de todas partes, en Alemania, España, es censurado, incluso el Papa Pío X, lo proscribe. Pero toda la censura no logró evitar que el ritmo se instalara definitivamente en los salones de baile de la preguerra.


Pintín Castellanos es el recordado autor de la música del “La...
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